OPERATIVAS NUEVAS BATERÍAS DE CÁMARAS EN VALENCIA Y CASTELLÓN.

Para el seguimiento detallado de la actividad meteórica la Red de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos ha instalado cuatro nuevas baterías de cámaras en las provincias de Valencia y Castellón. Este equipamiento, con múltiples cámaras reflex que, solapando los campos, abarcan todo el cielo es pionero en el mundo. De hecho baterías idénticas son empleadas por el Dr. Hans Betlem de la Red de Bólidos Holandesa (Dutch Meteor Society) en Holanda y por el Dr. Peter Jenniskens y colaboradores (NASA, Ames Research Center) en Estados Unidos.

Tal equipamiento fue construido el pasado mes de julio de 2000 en el taller organizado en Castellón por el Dr. Hans Betlem (Leiden University) y Josep M. Trigo (Universidad Jaume I). Durante la semana de intenso trabajo destacó la aportación realizada por el grupo astronómico GEODA, coordinada por José Patiño. Otros compañeros también participaron muy activamente en la construcción de las baterías, especialmente: Emilio Badimón, Michelle Betlem, Angela del Castillo, Luís Lahuerta, Salvador Lahuerta, Rafael Ramírez, Helena Valero y Feliciano Villares.

El trabajo realizado durante esa semana ha dado sus frutos. Actualmente hemos dotado a nuestra infraestructura en Castellón y Valencia de tres baterías semiautomáticas dotadas con seis cámaras para cubrir desde el zenit hasta 50° y otra batería totalmente automática con ocho cámaras que cubre desde 65° hasta 30° de altura.


Dos de las tres baterías operativas de nuestra Red en Castellón. En primer plano la batería totalmente automática de ocho cámaras, controlada por un dispositivo electrónico. En el fondo la batería semiautomática de seis cámaras para controlar la región cenital. El obturador central produce 50 cortes/segundo en cada meteoro para así poder calcular la velocidad y la deceleración de las partículas a su entrada en la atmósfera.

Las baterías, operativas a 220V de corriente alterna, constan de un sistema de alimentación del obturador rotativo y de una derivación que alimenta las resistencias que calientan las cámaras. Este último evita el empañamiento de la óptica, un problema que puede impedir tomar imágenes en noches con mucha humedad que condensa sobre la óptica en forma de rocío. Un objetivo aunque estuviese sólo ligeramente empañado podría originar un empobrecimiento en la calidad de las imágenes. Esto debe evitarse para poder conseguir precisión astrométrica del orden de 0.1 minutos de arco con objetivos de 50 mm. Esta precisión supone que podremos reconstruir las trayectorias en la atmósfera de los meteoros con un error inferior a unas decenas de metros.

El obturador rotativo merece mención a parte. Está controlado por un circuito integrado de múltiples componentes para conseguir que su velocidad de giro sea exactamente 12.5 vueltas por segundo. Como posee cuatro aspas, producirá 50 cortes/segundo en los meteoros fotografiados. Cada aspa ha sido calibrada mediante un sistema estroboscópico y posteriormente pulida para igualar el instante en que todas ellas cortan el meteoro. Contando el número de cortes de cada meteoro podremos conocer su duración y conocida la longitud de la trayectoria en la atmósfera podremos calcular la velocidad geocéntrica. La precisión en la velocidad que se obtiene con este método es de un 1%, suficiente para calcular la deceleración de la partícula incidente (util para estimar la densidad media del meteoroide). A partir de la velocidad que presentaba la partícula al interceptar la Tierra podremos estimar la energía cinética con la que cada partícula orbitaba alrededor del Sol. De ese modo, se puede obtener la órbita que seguía la partícula alrededor del Sol.


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