NOTA DE PRENSA:

EL METEORITO ALH84001: POSIBLES HUELLAS DE VIDA EN MARTE

EL ORIGEN DEL METEORITO ALH84001

El descubrimiento de restos de posible origen biológico en el interior del meteorito marciano ALH84001 ha suscitado un interesante y prolongado debate: ¿se trata realmente de estructuras minerales de origen microbiano? Los últimos análisis llevados a cabo por un equipo coordinado por investigadores de Lleida y Madrid sugieren que, efectivamente, podemos estar ante los restos fósiles más antiguos jamás encontrados.


ALH84001 es un fragmento rocoso de 1,9 kg. de peso, compuesto básicamente por el silicato mineral ortopiroxina, con inclusiones de vidrios feldespáticos, olivina y fases de carbonatos y filosilicatos (NASA). Web de la NASA sobre el ALH84001

ALH84001 fue arrancado de la superficie de Marte hace 16 millones de años, y llegó a la Tierra hace 13.000 años, cayendo en la Antártida. Recogido en 1984, no fue hasta 1996 cuando el equipo del doctor McKay propuso por primera vez que podría contener restos de actividad biológica. La hipótesis se planteó en base al descubrimiento de glóbulos de carbonato en el interior del meteorito, constituidos cuando aún formaba parte de la litosfera de Marte, por infiltración de agua líquida rica en CO2 en las fracturas de la roca.


Glóbulos de carbonato adheridos a las paredes interiores de las grietas de ALH84001. Tienen unos 3910 m.a., y presentan altas concentraciones de hidrocarburos policíclicos aromáticos (fotografía cortesía C.Ascaso y J.Wierzchos).

Sin embargo, es cierto que la morfología de los glóbulos de carbonato, dispuestos en capas concéntricas con una evidente zonación química, puede explicarse mediante reacciones a alta temperatura por procesos de coprecipitación; y los hidrocarburos policíclicos aromáticos se pueden sintetizar por procesos catalíticos inorgánicos.

No obstante, lo que parecía corroborar definitivamente la existencia de una biosfera en Marte al principio de su historia, fue el descubrimiento de ciertas estructuras microscópicas tubulares en el interior de los glóbulos, que presentaban grandes similitudes morfológicas con algunos grupos bacterianos terrestres muy antiguos. Durante años se discutió si el tamaño de tales microestructuras era suficiente como para albergar la maquinaria biológica mínima de un ser vivo, pues ninguna sobrepasa los 700 nm. Pero, en realidad, el tamaño mínimo de la vida no está definido aún; aparte de que podría tratarse de fragmentos de unidades mayores.


MV-1, bacteria magnetotáctica terrestre, mostrando su cadena de cristales en esta fotografía realizada con microscopio electrónico de transmisión. (Bazylinski, D.A.).

EL DESCUBRIMIENTO DE CADENAS DE CRISTALES DE MAGNETITA EN ALH84001.

Pero, una vez más, conocemos procesos catalíticos inorgánicos capaces de rendir formas, si bien no iguales, sí muy similares. Es aquí donde adquiere su importancia el descubrimiento, en 1998, y la posterior caracterización, en 2001, de cadenas de cristales de magnetita en ALH84001, todas ellas en el interior de glóbulos de carbonato. Son idénticas a las que forman algunas bacterias terrestres para su orientación geográfica en atención a los polos magnéticos: las bacterias magnetotácticas nadan hacia el norte en el hemisferio septentrional, pues aquí el campo magnético apunta hacia el norte y hacia abajo, y así buscan el fondo de los sedimentos, donde la escasa concentración de O2 es la adecuada para su desarrollo, ya que se trata de organismos anaerobios o microaerófilos; en el hemisferio meridional, el campo magnético señala hacia el norte y hacia arriba, y por eso aquí las bacterias buscan el sur.


Imágenes recientes de la Sonda Mars Global Surveyor muestran un posible flujo reciente de agua en varias zonas de marte como en esta región de Gorgonum Chaos (MGS/NASA)

Resulta imposible distinguir física, química o morfológicamente las cadenas de cristales de ALH84001 de las que forma la bacteria magnetotáctica marina MV-1. El análisis presentado en 2001 por el equipo del doctor Wierzchos, de la Universitat de Lleida, y la doctora Ascaso, del CSIC, revelan que los cristales están organizados en cadenas en ambos casos para maximizar el momento dipolar del conjunto, orientándose en el eje mayor de la cadena y dejando espacios entre ellos, lo que otorga estabilidad y flexibilidad a la estructura. Además, los cristales de magnetita tienen el mismo tamaño y forma, están constituidos exclusivamente por Fe y O, alcanzan un elevado nivel de perfección cristalográfica para no perder propiedades ferromagnéticas y crecen en la misma dirección. Todas estas características avalan sin lugar a dudas su origen biológico.


Marte fotografiado por el Telescopio Espacial Hubble. ¿Albergó vida alguna vez?. (HST/NASA).

Pero, aunque se trate efectivamente de restos de formas vivas, ¿cómo asegurar que proceden de Marte y que no son producto de contaminación por materiales terrestres? Una posible respuesta a esta esencial pregunta ha llegado también gracias al trabajo de los doctores Ascaso y Wierzchos: las cadenas de magnetita están protegidas por cristales de plagioclasa que recubren muchos globulos de los carbonatos y los aíslan del medio.

El proceso habría requerido varias etapas: hace 3.900 millones de años una suspensión rica en carbonatos y restos de cadenas de magnetita penetra las fisuras de la roca ígnea sobre la superficie del Marte; evaporación del medio liquido provoca precipitación de los carbonatos conjuntamente con cristales de magnetita y las cadenas compuestas del mismo mineral - supuestos restos de las magnetobacterias. Tiempo más tarde, la refusión y recristalización de los silicatos del meteorito aislaría algunos de los carbonatos del medio externo, preservando su contenido de posteriores contaminaciones. Esta secuencia de acontecimientos explicaría la presencia de restos de las bacterias magnetotácticas, móviles por lo tanto y no endoliticas, en el interior de una roca aislada en la Antártida. Pero no es menos cierto que aún quedan muchas preguntas por responder: ¿los cristales de piroxenita no podrían estar recubriendo el final de una vena carbonácea seccionada transversalmente, siendo el aislamiento sólo en apariencia, producto de un efecto óptico? ¿Cómo se entiende la fusión y recristalización de plagioclasas, que requieren temperaturas del orden de 1200ºC, sin efecto sobre los carbonatos y su posible contenido de origen biológico?


Imagen obtenida con un Microscopio Estereoscópico de los depositos de carbonatos presentes sobre la pared de la fisura dentro del ALH84001 (fotografía cortesía C.Ascaso y J.Wierzchos).

Recientemente un trabajo de los doctores Ascaso y Wierzchos ha demostrado que algunos carbonatos que contienen las cadenas nunca han tenido ningun tipo de contacto con medio externo, despues de estar “sellados” con plagioclasa. El experimento se ha realizado en la siguente manera: un fragmento de roca se mantuvo durante meses en vacio y en solucion concentrada de acetato de uranio. Despues de este tratamiento fue incluido en resina, cortada, pulida y asi llegaron a las secciones transversales de los carbonatos aislados por plagioclasa. En esos glóbulos encontraron las cadenas pero ningún resto de uranio aplicando técnicas SEM-BSE y microanalisis EDS.


Imagen de los cristales de magnetita detectado en los glóbulos de carbonato de ALH84001.

En cualquier caso, el proceso de análisis de las muestras continúa. Es muy posible que en poco tiempo podamos conocer nuevos argumentos tanto a favor como en contra del origen biogénico de las estructuras de ALH84001. Si se llegara a determinar sin lugar a dudas la presencia de bacterias magnetotácticas en Marte al principio de su historia, supondría un aval definitivo a las teorías que sostienen que el planeta gozó, en algún tiempo al menos, de un campo magnético planetario de cierta entidad, así como de un clima más benigno, con una atmósfera más densa y agua líquida en superfície.

PARA MÁS INFORMACIÓN:

  • Evidencias de origen biólogico para las cadenas de magnetita de ALH84001.

  • Evidencias de flujos de agua recientes en Marte (Universidad Complutense de Madrid).

  • Regiones marcianas con evidencias de agua fluyendo del interior de Marte (Mars Global Surveyor).

    REFERENCIAS.

    · Algunos autores defienden el origen biológico de las estructuras:

  • Folk, R.L. (1997): In defense of nannobacteria. Science, 274, 1287.
  • Friedmann, E.I., et al. (1998). Workshop on the issue of martian meteorites (Lunar Planetary Institute, Houston, TX). Contribution 956, pp. 14-16.
  • McKay, et al. (1996): Search for past life on Mars: possible relic biogenic activity in martian meteorite ALH84001. Science, 273, 924-930.
  • Thomas-Keprta, K.L., et al. (2000): Magnetite crystals in martian meteorite ALH84001 carbonate globules. Geochim. Cosmochim. Acta 64, 4049-4081.

    · Para otros, se trata de procesos abióticos:

  • Burkle, L.H. & Delaney, J. (1999): Terrestrial microfossils in Antartic ordinary chondrites. Meteorit. Planet. Sci., 34, 475-478.
  • Harvey, R.P. & Mc Sween, H.Y. (1996): A possible high-temperature origin for the carbonates in ALH84001. Nature, 382, 49.51.
  • Kirkland, B.L., et al. (1999): Alternative origins for nannobacteria-like objects in calcite. Geology, 27, 347-350.
  • Zolotov, M.Y. & Shock, E.L. (2000): Anabiotic origin for hydrocarbons in ALH84001 through cooling of magmatic and impact-generated gases. Science, 35, 629-638.
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    Nota de prensa preparada por: Alberto González Fairén (Seminario Ciencias Planetarias SCP-UCM)